¿Y tú a qué esperas? Es lo que se le dice al que está parado, para que se mueva. Cuando vienen los Reyes Magos los niños colocan los zapatos, si es el caso, y se van pronto a la cama, y hacen lo necesario para que los Reyes les traigan sus regalos, o lo intentan al menos.
Autoría: D. Arturo Garralón
Capellán Colegio Alborada
La expectación de los niños puede servirnos para vivir el Adviento. Porque es el tiempo de la esperanza, pero no se trata de «esperar a», sino de «esperar en».
Hace poco alguien me decía que hemos perdido el uso de la palabra «renglón». «Dios escribe derecho con renglones torcidos», se suele decir; así es, Él es capaz de escribir con nuestros errores y equivocaciones, y de hacer todo lo necesario para salir a nuestro encuentro, incluso hasta nacer en un establo en total pobreza.
El mes de noviembre pasado dijo el Papa Francisco en uno de sus mensajes: «la esperanza cristiana no es un fácil optimismo, ni un placebo para incautos. Es la certeza, arraigada en el amor y la fe, de que Dios no nos deja nunca solos».
«Si no os hacéis como niños…». Podemos poner también esa ilusión expectante, para recibir el regalo de un Dios que nos extiende su mano, poner esa ilusión diligente, para confiarnos en sus manos. Así lograremos, cada uno, escribir una bella página de la historia, de nuestra historia.